En un mundo plagado de pantallas, poder usar el formato audiovisual para educar, a través de un video educativo, es una gran ventaja. Nos permite hablarle a nuestros estudiantes en un idioma que les es familiar y al mismo tiempo volver más atractivo el contenido de nuestras lecciones. Pero cuidado, eso no significa que sea algo sencillo. Si no tenemos en cuenta ciertos factores corremos el peligro de que termine siendo aburrido e incluso tedioso.
Por eso hoy vamos a compartir con ustedes 7 consejos básicos para tener en cuenta a la hora de armar un video educativo. ¡Vamos a ello!
¿Cuántas veces han visto un video durante 5 minutos y al final no recuerdan absolutamente nada de lo que se dijo? Esta es una consecuencia bastante común de no tener una línea narrativa clara. Es clave que antes de comenzar a filmar, definan cuáles van a ser los conceptos más importantes y en qué orden los van a presentar. De esta manera, las posibilidades de que sus alumnos retengan la información esencial de la lección son mucho más altas y el contenido es más atrapante.
Una vez que ya sabemos qué vamos a decir y en qué orden, ahora queda definir la estructura esencial del video educativo. Como toda buena historia, debe contar con una introducción, un desarrollo y un desenlace. La regla “20-50-30” es una forma sencilla y clara de organizar estas partes: 20% del tiempo se dedica la introducción, 50% al desarrollo y el último 30% al desenlace, acompañado de un call to action. ¿Qué es un call to action? Un estímulo o llamado para que nuestro alumno haga alguna acción específica como suscribirse a nuestro canal, compartir el video o revisar nuestros cursos relacionados con el tema. Respetando esta estructura básica, puedes estar seguro de que el ritmo de tu lección será muy fluido.
Cualquier persona que entre a ver nuestro video, luego de ver los primeros 30 segundos ya va a tener definido si quiere continuar viéndolo o no. La velocidad de consumo de contenido en internet es bestial y es muy importante tener este dato presente a la hora de armar la introducción de nuestro video educativo. Tenemos que lograr que esos primeros 30 segundos sean atractivos para la audiencia y que le den ganas de ver el resto. Una buena herramienta para ello es introducir el tema usando alguna anécdota o insight que los haga sentirse identificados. Esto logra que se identifiquen con el tema, lo vuelve personal y, por lo tanto, es más probable que quieran ver cada segundo.
Una parte clave de la experiencia audiovisual. Lo ideal es que la música acompañe sin robarse el protagonismo, ya que nuestro objetivo es que los alumnos recuerden la lección, no la rola que sonaba de fondo. Cuida mucho el volumen, especialmente en las partes que estás hablando, para que no te pise y tu voz siempre suene clara. Es importante elegir las canciones de acuerdo al clima que queramos generar, de esa manera lograremos que el contenido sea más recordable. Si no quieres correr demasiados riesgos, cualquier tipo de música tipo broadcast cumplirá el objetivo.
Si a lo largo del video, la cámara se mantiene siempre en el mismo plano, este puede resultar aburrido. Para agregarle dinamismo es importante mostrarte desde distintos ángulos, como se ve en una película o un programa de TV. En el caso de que no cuentes con una segunda cámara, siempre puedes generar transiciones con imágenes o diapositivas para mejorar el ritmo y la narrativa.
Si el alumno no escucha bien al profesor, no va a tardar 5 segundos en abandonar el video. No es necesario tener un micrófono profesional, solamente hay que ser consciente de que la herramienta que utilicemos debe estar grabando nuestra voz y ningún otro sonido. ¡Es crucial!
Antes de empezar a filmar, hay que preguntarse: ¿qué voy a mostrar cuando hable a cámara? ¿Solo mi cabeza? ¿Hombros también? ¿Mis manos, para ayudarme a hablar? ¿Cuánto de fondo voy a mostrar? Esto es importante por dos razones.
La primera es que si nuestro cuerpo queda muy grande o muy chico puede afectar directamente la atención del alumno. Y la segunda razón es porque si vamos a hacer un trabajo de post-producción para agregar palabras o imágenes, es clave pensarlo desde el principio. Es muy necesario tener en cuenta esto al momento de prender la cámara, ya que podríamos dejar un espacio vacío en el cuadro (todo aquello que entra en el rango de filmación). Por ejemplo, tú puedes hablar a la derecha y dejar así una pared a tu izquierda: allí pondrías palabras claves o imágenes de soporte en post-producción. ¡No queremos que el material te tape la cara y quede desprolijo!
Y un consejo bonus: ¡la luz! A cuidar no estar quemado por una lámpara o estar tapado por una sombra.
Con estos 7 consejos puedes estar seguro de que tus vídeos educativos serán mucho más entretenidos. Recuerda también siempre sonreír, modular bien al hablar y contar las cosas como te gustaría que te las cuenten a ti.
Y algo importante: no caigas en el clásico “esto lo arreglo después al editar”. Si hay algo que puede arreglarse durante la filmación, es el momento para hacerlo. No dependas ciegamente de la “edición mágica”. Te puede tomar muchas horas algo que, corregido durante la filmación, hubiese tardado 10 minutos.
Más adelante continuaremos profundizando sobre la generación de contenido educativo.
Si también quieres aprender más sobre las diferentes plataformas de videollamadas para dar clases, puedes entrar a nuestra nota sobre Skype, Google Meet, Zoom y Jitsi.
¡Hasta la próxima!
Leave a Comment